Lirio hediondo: Iris foetidissima

 

El lirio hediondo es una planta discretísima que crece en las zonas más umbrosas de nuestras pinares ya que sus requerimientos de humedad son importantes. Es raro verlas a exposición directa al sol y también resulta raro verlas en flor ya que la duración de la floración es muy corta por lo que hay años en los que cuesta encontrar un ejemplar florecido. Cuando no está en flor se caracteriza por sus largas hojas planas y paralelinervias.

Velezia rigida

 Aunque parezca a primera vista una planta del género Silene no lo es, pero si de la misma familia, las cariofiláceas. Se trata de una planta muy pequeña con una flora minúscula que apenas está dividida en el ápice. Es una planta pubescente, con pelos repartidos por toda la planta. Presenta un cáliz con numerosos nervios que apenas se aprecian y las hojas, al igual que en otras especies de la familia son opuestas. No suele superar los 30 cm y crece en prados, bordes de camino y zonas en general abiertas y soleadas en terrenos muy secos. La floración empieza a mediados de mayo y se mantiene hasta principios de verano.

Sabellia spalanzannii

 Los gusanos de tubo son una especie marina emparentada con las lombrices terrestres que viven dentro de un tubo del que solo sobresale la cabeza aunque a veces puede verse algo más de la parte del cuerpo, especialmente los días de mareas muy bajas. La parte que muestran, llamada abanico, tiene una función filtradora gracias a la cuál van recogiendo todo tipo de nutrientes del mar. No se mueven del sitio y tras fuertes mareas aparecen en la orilla los tubos, muchas veces con el gusano dentro aún. Son ciegos, no tiene órgano visual, aunque si pueden captar la luz mediante fotorreceptores. Es una especie habitual en el interamareal que resiste muy bien los bruscos cambios que suponen las mareas.

Puesta de sol en las dunas

 El pino piñonero tiene un tronco de color marrón, lo que se dice color madera, a diferencia de otros árboles como el chopo que es blanco o el pino silvestre que tiene un color anaranjado de forma natural por las cortezas que se desprenden. Al atardecer, el sol, transforma su color del amarillo al naranja que se proyecta en los troncos de los pinos dándole justamente el mismo color que tienen otras especies de pinos. Las puestas de sol no solo tienen en interés por el sol en si sino también por el efecto de la luz proyectada por este astro.

Episodio 9: El Almendro (Hablando en Verde en la Radio)

 

Dunas

 

Tras los temporales las dunas son devoradas por el mar, pero si estas dunas presentan una buena cobertura de vegetación este impacto es menor ya que en el entramado de raíces protege la duna limitando este efecto y permitiendo una regeneración mucho más. En la imagen de la izquierda vemos las raíces del salado al aire mientras que gracias a este arbusto la duna ha mantenido parte de su integridad. 

Orchis coriophora

Aunque ya se va terminando la temporada de orquídeas en la bahía todavía podemos ver algunas especies como Orchis coriophora, una especie no especialmente llamativa, pequeña, que forma extensos prados mezclados con Serapias parviflora. La floración se da entre abril y mayo en zonas arenosas y soleadas. Si bien generalmente las orquídeas no generan néctar alguno y consiguen la polinización prácticamente a cambio de nada esta especie es de las pocas que lo generan.

 

Valantia muralis

Es la más pequeña de la familia de las rubiáceas, familia de plantas que se caracterizan pro tener las hojas verticiladas, es decir dispuestas formando verticilos, todas las hojas alrededor del tallo formando parte de un mismo plano. En este caso, al ser tan pequeña no se aprecie tal detalle, al igual que pasa en Galium murale por ejemplo. La estructura de la planta es un tallo sin ramificar en el que se van alternando hojas y flores (o frutos) desde abajo hasta arriba. Suele aparecer en grietas de rocas, de ahí el nombre de la especie o bien en lugares muy secos. En el caso de Los Toruños la encontramos en los bordes del muro que forma el camino cuyo material no es propio de la zona. Es posible, que al igual que otras especies que han ido apareciendo en este espacio hayan llegado con la propia consolidación del camino pues no es una especie precisamente de marisma, marisma que atraviesa dicho camino.

 

Cochinilla de humedad

Las cochinillas de humedad son un grupo de invertebrados crustáceos fundamentalmente terrestres aunque presenta algunos representantes que viven en zonas donde salpica la marea. Presentan todas las patas igual, algo inusual en los crustáceos, en los  que al menos las patas delanteras están convertidas en potentes pinzas. Como necesitan humedad suelen vivir bajo tierra o bien bajo piedras donde forman estas colonias.

 

Tragopogon porrifolius

Cuando el capullo está cerrado parece que va a salir una flor enorme, como la de un cactus, sin embargo en realidad no lo es tanto aunque su tamaño al final resulta importante. Forman grandes prados en zonas soleadas dónde se expanden fácilmente gracias a las semillas provistas de vilano que se propagan fácilmente con el viento. Encontrar flores abiertas es una tarea matinal ya que por la tarde se cierran y se vuelven a abrir al día siguiente. Alcanzan grandes tamaños, superiores al metro.

Lachnaia varialosa

 

Se trata de un endemismo iberonorteafricano estando presente en España, Portugal, Marruecos y Argelia. Pertenece a la familia Chrysomelidae, que engloba a gran número de especies de escarabajos con capacidad de volar. En la Península Ibérica se encuentra fundamentalmente en la zona sur y se caracteriza por el grueso punteado negro que tiene en las alas. Es de carácter herbívoro y se alimenta de numerosas especies de plantas. No es una especie especialmente frecuente y aún siguen publicándose nuevas citas que van aumentando el área donde se encuentra.

Caracoles: Theba pisana

 Theba pisana es uno de los caracoles más habituales y fáciles de encontrar, de hecho es el que nos sirven en los bares cuando llega la primavera. Nada como después de una fina lluvia para encontrarlos y verlos en vivo y en directo.

Termitas, las hormigas blancas

 Aunque nada tienen que ver con las hormigas se conocen así debido a que efectivamente parecen tales, pero de color blanco. Son unos insectos de vida colonial cuya principal función es eliminar madera muerta. Las termitas ibéricas jamás devorarán nuestros muebles ya que necesitan que la madera esté humeda, cosa que solo ocurre en el campo y cuando llueve.

Episodio 8: El Laurel (Hablando en Verde en la Radio)

 

Episodio 7: El Olivo (Hablando en Verde en la Radio)

 

Episodio 6: Las cigüeñas (Hablando en Verde en la Radio)

 

Episodio 5: Dromedarios y camellos (Hablando en Verde en la Radio)

 

Nostoc commune

Algunas algas en realidad no son lo que entendemos como algas sino que se tratan de bacterias fotosintéticas como por ejemplo Lingbya confervoides que encontramos en las zonas menos expuestas al mar como la parte superior de los espigones o zonas que rara vez se inundan pero reciben una clara influencia mareal. Esta especie crece en tierra, con mucha humedad, por lo que es bastante temporal o en aguas dulces. En la imagen microscópica, se pueden ver las cadenas de bacterias, que aunque son organismos diferenciados viven formando comunidades. En tierra tan solo aparecen tras abundantes lluvias.

Polycarpon alsinifolium

 En las arenas crecen numerosas especies de plantas, la mayoría son tan pequeñas que pasan completamente desapercibidas. Si a eso sumamos que sus flores son más pequeñas aún es más que probable que nadie se fije en ellas. Polycarpon alsinifolium  es una planta de las familia de las cariofiláceas que crece exclusivamente en dunas. Son plantas rastreras y muy pequeñas cuyas flores son tan pequeñas que no se aprecian ya que además suelen permanecer cerradas. Está presente en toda la zona sur de la Península Ibérica.

Episodio 4: La crestería de la Sierra del Pinar (Hablando en Verde en la Radio)

 

De Sanlúcar de Barrameda a El Puerto

 La última etapa del viaje era muy sencilla pero la persistente lluvia nos retrasó una vez más la salida y se cambió el recorrido, que nos hubiera llevado por la Vía Verde entre Ríos por una solución más directa que era tirar por la carretera. 30 km hasta la Casa de Los Toruños que se alargaron 3 horas entre diferentes paradas y el regreso de la lluvia. Con esto terminó la primera ecomarcha de primavera, no habiéndose desarrollado como se esperaba por las condiciones climatológicas, pero aun así, estuvo bien y se disfrutó del camino.

De Trebujena a Sanlúcar

La penúltimas etapa nos llevará a Sanlúcar de Barrameda a través de la carretera del práctico dónde podemos ver el último tramo del río y disfrutar de la presencia de numerosas aves en Manegodor,  Flamencos, moritos, espátulas en los encharcamientos de Manegodor, a un paso del río. No obstante es una zona muy modificada dónde la mayor parte de la marisma está desecada y con recientes intentos de urbanizar estas márgenes.

Afortunadamente estos proyectos están en vías de ser definitivamente cancelados y actualmente hay algunos proyectos de reinundación y regeneración de las marismas, que gracias al muro que es la propia carretera del práctica permanecen secos en la actualidad. Al ser terrenos incultivables la única forma de sacarles provecho es volver a inundarlas y en todo caso dedicarlas a cultivos marinos o salinas.

Esto es compatible con las numerosas aves acuáticas que campan en la zona y que van en aumento conforme nos acercamos a las salinas de Sanlúcar que si están en explotación. Si hay cormoranes es que hay alimento, y este tipo de explotaciones son ricas en peces tanto si el objetivo es ese como si lo es la obtención de sal marina. Al igual que en Doñana el pinar linda con la marisma y tras unos kilómetros llegamos al Pinar de la Algaida, un extenso pinar dentro de los límites de Doñana.

El agotamiento de las pajareras de Doñana y el hecho de que muchas lagunas se hayan secado ha provocado que muchas aves del otro lado del río se hayan venido hasta aquí en busca de zonas más húmedas y árboles en mejor estado ya que los alcornoques de las pajareras están en decadencia debido a que son muy viejos y muchas aves anidan en ellos. Así, podemos ver nidos de cigüeñas y garzas en los pinos, una escena muy similar a otras que ya hemos visto antes.

Tras 35 km llegamos a Sanlúcar y al igual que en 2015 nos fuimos al paseo marítimo de para recordar que hace que hace 9 años Alfredo Barragán nos explicó magníficamente la problemática del Río Guadalquivir mientras la lluvia volvía a hacer acto de presencia haciendo que tuviéramos que terminar todo antes de lo previsto. 

De Coria del Río a Trebujena

 

A la hora de salir llovía a cántaros, así que se retrasó la salida y al final salimos solo unos pocos ya que la mayor parte del grupo realizó el trayecto en bus. La lluvia cesó pero el viento si se mantuvo con una cierta fuerza toda la jornada. Tras salir de Coria usando la barcaza llegamos al Río Guadaíra, afluente del Guadalquivir dónde además de flamencos pudimos ver los lirios amarillos (Iris pseudacorus) característicos de las aguas dulces, aunque el tramo final del Guadaira, antes de unirse al Guadalquivir presenta una influencia mareal importante.

Aunque ya no llovía era de esperar que los caminos no estuvieran transitables y así ocurrió cuando quisimos entrar en la carretera del práctico, que estaba completamente enfangada por lo que tuvimos que cambiar la ruta y llegar a a Los Palacios y Villafranca para enganchar posteriormente otras carreteras, ya asfaltadas para llegar a nuestro destino.

Desde Villafranca tomamos una carretera que nos llevó por distintos pueblos de colonización con el viento de cara durante mucho tiempo y avanzando muy lentamente. Cuando quedaban apenas dos horas de luz no ví mejor solución que abandonar los caminos, pues esta zona es un laberinto y salir a la carretera por Las Cabezas, una ruta más larga pero más segura. Tras más de 80 km y demasiadas horas en ruta, justo al anochecer llegué a Trebujena.

De Villaverde del Río a Coria del Río

 

Siguiendo nuestro viaje alrededor del Guadalquivir pasamos por la presa de Alcalá del Río que es la última barrera que tiene el Guadalquivir hasta su desembocadura. Al ser un terreno muy llano el agua del mar penetra hasta este punto, estando por tanto sometido a las mareas. Al otro lado de la presa se encuentra agua dulce, muy contaminada por la agricultura y que no se mezcla con la salada para equilibrar los niveles salinos de río.

Podemos decir que el mar llega hasta este punto y por tanto los peces que en condiciones normales seguirían remontando el río pero hoy en día la presa lo impide. Hay quien saca tajada de esto y son los cormoranes, que sabiendo que los peces no pueden avanzar se concentran en grandes grupos para pescar todo lo que puedan y sin gran esfuerzo. Además de los cormoranes pueden verse numerosos peces flotando muertos por agotamiento debido a la imposibilidad de seguir el curso del río.

Muchos peces necesitan seguir el curso para criar o desarrollarse río arriba, es el caso de la anguila que remonta el río para crecer o el caso del esturión que remontaba para criar aguas arriba. La presa al impedir el tránsito de peces provocó la extinción del esturión en el único río de España donde se encontraba. 

La construcción de la presa al principio favoreció la pesca y aumentó el número de capturas de esturiones ya que no podían continuar, sin embargo a la larga y tras evitar las puestas de éstos finalmente se extinguió acabando con un importante recurso económico de la zona. Es una presa prescindible que causa un gran perjuicio al río y que debería demolerse.

Continuando nuestro camino pasamos por Sevilla donde nos informaron de los nuevos proyectos mineros, reapertura de Aznalcollar con vertidos directos al río en grandes cantidades mediante una tubería de 30 km para verter al DPMT en lugar de hacerlo en la zona puramente fluvial ya que en este espacio la normativa es más restrictiva. Aunque la lluvia nos había respetado casi todo el día, llegando a Coria del Río nos sorprendió de nuevo y con gran intensidad tras 55 km de recorrido.

De Palma del Río a Villaverde del Río

Tras salir de Palma del Río tuvimos un contacto con el Río Guadalquivir en la presa de Peñaflor, también lugar de memoria histórica. Más que presa su diseño es el de un azud siendo una de las muchas barreras que encuentra el Río Guadalquivir durante su recorrido. Desde aquí encontramos el llamado canal de los presos que termina en el embalse de Don Melendo con una longitud de 158 km.

:El canal comienza a construirse en los años 40 y se termina en los años 60 aunque el azud no se construye hasta los años 80

Funcionó como un campo de concentración en el que muchos presos fallecieron debieron a las duras condiciones de trabajo. La presa se construye en esta zona debido a que pocos metros hacia atrás el Genil se une al Guadalquivir y así controlar los flujos de agua. Junto a los ciclistas vemos un monolito que en su base es un homenaje a los trabajadores rurales en sus diferentes profesiones.

Desde la presa puede contemplarse el pueblo y aunque las imágenes pueden considerarse bonitas es otro ejemplo más de alteración de un río, tan alterado que ha pasado de ser un río a un mero canal de agua para los diversos usos que esta tiene como son los regadíos y más recientemente los usos náuticos que tienen algunos embalses. Llegando a Lora del Río nos encontramos este magnífico puente de hierro, construido en 1929 y rehabilitado en 2002. Fue durante muchos años el paso a través del rio evitando el uso de barcas. Actualmente es un elemento decorativo ya que una vez que llegamos al final nos encontramos la valla de la carretera cuando quedan unos metros hasta el pueblo. Sería deseable que fuera una conexión real para peatones y ciclistas.

Tras una parada en Lora del Río continuamos nuestro camino hacia Villaverde del Río con una última parada en Cantillana, esta vez sin lluvia pero con vientos moderados y algo de cuestas ya que seguimos pedaleando a los pies de Sierra Morena. 70 km de ruta en la que en pocos momentos hemos podido contemplar el Río Guadalquivir.

De Córdoba a Palma del Río

Las previsiones no eran buenas ni mucho menos y como era de esperar llovió y bien. Salimos de Córdoba atravesando la ciudad desde el puente romano para tomar una pista que nos llevaría hasta Almodóvar del Río. Una pista que estaba en buenas condiciones y que nos hizo el camino bastante llevadero hasta que nos encontramos lo que no queríamos, el fango. Un fango persistente que los primeros pudimos pasar sin problemas pero los últimos no.

Al parecer el terreno estaba removido para una instalación de tubos y se nos complicó el camino poco antes de llegar hasta Almodóvar del Río, con su característico castillo coronando el cerro sobre el cuál se asienta el pueblo. El fango y la lluvia hizo que tuviéramos que pararnos para limpiar de barro las bicis en una gasolinera. Continuamos nuestro camino rodeando el río y dándole toda la vuelta al pueblo por la carretera.

La lluvia continuó haciendo acto de presencia todo el camino de manera que la ruta se hizo algo desagradable aunque al salirnos de la pista y tomar carretera no hubo más problemas hasta llegar a nuestro destino que no era otro que Palma del Río, la última localidad de Córdoba antes de adentrarnos en la provincia de Sevilla. Fueron un total de 65 km con escaso desnivel y sin más dificultades que las propiciadas por el tiempo. Del Río Guadalquivir vimos poco ya que sus riberas se encuentran cultivadas y generalmente no son transitables.

Vía verde de la campiña

Este recorrido se corresponde con una vía férrea entre Marchena y Valchillón  que dejó de funcionar en los años 70 con un recorrido de 91,4 km de los cuáles 54 corresponden a la provincia de Córdoba. Fue inaugurado en 1885, siendo una de las primeras líneas de España y la tercera Vía Verde más larga de Andalucía. La vía verde la comenzamos en Marchena, dónde goza de buen aspecto y pude ciclarse bien. Es un tramo propiamente de campiña, pues vamos vamos viajando entre campos y pequeñas lomas.

Más adelante, la vía verde comienza a empeorar y el tramo de llegada a Fuentes de Andalucía no tiene tan buen aspecto como al principio. En Écija nos encontramos un puente de hierro al salir de la ciudad que nos vuelve a introducir en la vía verde y nos encontraremos algún paisaje arbolado aunque la campiña es el paisaje predominante en esta ruta. Saliendo de Écija nos encontramos que la plataforma propiamente de Via Verde está perdida e invadida por la vegetación y se mantiene con un carril paralelo de gravilla.

Si bien es todo campo no podía faltar en la ruta algún túnel ya casi llegando a Córdoba. Lamentablemente la falta de mantenimiento ha hecho que pasando de Écija nos encontremos con un camino muy degradado que si bien está siendo objeto de restauraciones los trabajos no avanzan y en algunos tramos hay grava cubriendo el terreno a la espera de trabajar el firme. Ningún cartel avisa ni de la degradación del camino ni de las obras que están previstas. El túnel también tiene un paso bastante degradado que hay que tomar con precaución.

Tras el túnel prácticamente hemos llegado al final de la Vía Verde y para llegar a Córdoba no tendremos más que seguir algunos kilómetros y atravesar un polígono industrial para encontrarnos con el Río Guadalquivir y los sotos de la Abolaifa, un monumento natural en plena ciudad dentro del propio Río Guadalquivir que da cobijo a un gran número de árboles y guarda los restos de varios molinos de río que en su momento fueron muy útiles. Tras 7 horas y 120 km hemos terminado la ruta.