domingo, febrero 13, 2011

Salina de la Tapa

 
 Esta tarde me he acercado a dar un paseito por la Salina de la Tapa a observar aves, entre otras muchas ha destacado la presencia de las garzas reales que este año parece que están apurando su estancia y aun permanecen muchas de ellas por la zona mostrando ya la cresta característica de las garzas. Pero además de las aves esperaban varias sorpresas, la primera, el fango negro y apestoso (ese que se forma bajo el suelo en la marisma en aquellas zonas donde no existe oxigenación y da lugar a una especie de chapapote con peste a azufre) que pise al tomar el camino equivocado tras observar un alcaraván en el que metí los pies de lleno y parte de la bicicleta y como no, salí cubierto de una gelatina negra chapapotosa y apestosa que al menos se quitaba bien con ayuda de piedra y unos palitos.
La segunda sorpresa fue el bicho se estrelló en mi nariz y al intentar quitarlo las gafas volaron hacia los salados y tardé más de una hora en encontrarlas después de una ardua busqueda y simular mentalmente el lugar donde debían haber caido y de que manera. Sorprendentemente no estaban deformadas y tampoco ningún cristal había salido de la montura.
Tras eso continue dando la vuelta a la salina y por fin una sorpresa mucho más agradable que las anteriores, encontré (muy lejos, eso sí) el grupo de ánsares comunes que  se comentaba que andaba por la zona, los cuáles pude reconocer por su gran tamaño y su peculiar forma de volar mientras los bandos de cormoranes se iban retirando a sus domideros volando en formación.

Tanto los cormoranes (que se cuentan por miles por la bahía), como las garzas y los ánsares proceden de los paises escandivados, donde realizan la cría. Su presencia en la zona se debe a que es aqui donde realizan la invernada pues nuestros inviernos son muy suaves. Para que luego digan que en el invierno no viene turismo a la bahía.

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