En 1781 Carlos III inaugura el Real Jardín Botánico de Madrid, ubicado previamente en las afueras de Madrid, trasladado hasta su actual ubicación en el paseo del Prado. 229 años después el Real Jardín Botánico de Madrid es un punto de encuentro para los amantes de la flora y a aquellas personas que les gusta pasear por un jardín cargado de historia donde nuchos de los árboles han sido testigos directos de la historia reciente. En su interior encontramos varias colecciones de plantas que se dividen en:
Terraza de los cuadros: contiene plantas ornamentales, aromáticas y de huerta;
Terraza de las escuelas botánicas: Plantas ordenadas mediante la sistemática de clasificación, pudiendo seguirse también por grado evolutivo;
Terraza del Plano de la Flor: Colección de árboles y arbustos;
Terraza alta o de los laureles: Se exhibe una colección de bonsais;
Invernadero Santiago Castroviejo Bolívar: Consta de tres partes donde se muestran las plantas de climas desérticos, subtropicales y tropicales;
Estufa de Graells: Construido para mantener especies que necesitan alta humedad y evitar la insoleción directa, también se conoce como estufa de las palmas.
El Jardín ocupa un total de 8 Has, si bien la extensión es grande, más grande es la biodiversidad vegetal que alberga con más de 5000 especies botánicas (En toda la península existen unas 8000 espoecies autóctonas de plantas), identificadas con sus carteles con el nombre común y científico además de paneles temáticos con temas variados sobre el mundo vegetal. Además de las colecciones de plantas, en el Pabellón de Villanueva se albergan exposiciones temporales de temas variados generalmente relacionados con el mundo natural, tanto en plantas como sobre las expediciones científicas u otros temas relacionados con la naturaleza. Dado el alto número de especies, procedentes de todo el mundo, este lugar, a diferencia de los centros relacionados con la fauna, permite que aun relizando repetidas visitas siempre se encuentre alguna cosa nueva, o bien, volviendo en distintas épocas pudiendo verse plantas anuales, observando los árboles en flor o disfrutar del cambio de paisaje al caducar las hojas de los árboles.
En 1781 Carlos III inaugura el Real Jardín Botánico de Madrid, ubicado previamente en las afueras de Madrid, trasladado hasta su actual ubicación en el paseo del Prado. 229 años después el Real Jardín Botánico de Madrid es un punto de encuentro para los amantes de la flora y a aquellas personas que les gusta pasear por un jardín cargado de historia donde nuchos de los árboles han sido testigos directos de la historia reciente. En su interior encontramos varias colecciones de plantas que se dividen en: Terraza de los cuadros: contiene plantas ornamentales, aromáticas y de huerta; Terraza de las escuelas botánicas: Plantas ordenadas mediante la sistemática de clasificación, pudiendo seguirse también por grado evolutivo; Terraza del Plano de la Flor: Colección de árboles y arbustos; Terraza alta o de los laureles: Se exhibe una colección de bonsais; Invernadero Santiago Castroviejo Bolívar: Consta de tres partes donde se muestran las plantas de climas desérticos, subtropicales y tropicales; Estufa de Graells: Construido para mantener especies que necesitan alta humedad y evitar la insoleción directa, también se conoce como estufa de las palmas.
El Jardín ocupa un total de 8 Has, si bien la extensión es grande, más grande es la biodiversidad vegetal que alberga con más de 5000 especies botánicas (En toda la península existen unas 8000 espoecies autóctonas de plantas), identificadas con sus carteles con el nombre común y científico además de paneles temáticos con temas variados sobre el mundo vegetal. Además de las colecciones de plantas, en el Pabellón de Villanueva se albergan exposiciones temporales de temas variados generalmente relacionados con el mundo natural, tanto en plantas como sobre las expediciones científicas u otros temas relacionados con la naturaleza. Dado el alto número de especies, procedentes de todo el mundo, este lugar, a diferencia de los centros relacionados con la fauna, permite que aun relizando repetidas visitas siempre se encuentre alguna cosa nueva, o bien, volviendo en distintas épocas pudiendo verse plantas anuales, observando los árboles en flor o disfrutar del cambio de paisaje al caducar las hojas de los árboles.
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