domingo, junio 03, 2007

El trabajo de los voluntarios en Caldera de Taburiente

En el programa del campo de trabajo venía como actividad a realizar la recogida de semillas de plantas autóctonas, una tarea sencillita desde luego y finalmente clasificar las semillas y entragarlas al Parque, sin embargo en la primera reunión el director del parque nos comentó que la fructificación se había adelantado ese año y que no había nada que recoger así que nos cambiaron radicalmente el relajado plan de trabajo realizandp varias actividades.
La primera de ellas consistió en el traslado de material para realizar vallados, así pues el primer día de trabajo consistió en ir a las cumbres que serían durante el resto del tiempo nuestro principal lugar de trabajo a recoger las vallas y todas las herramientas para proteger al Retamón del Teide:Fue una auténtica paliza pero necesaria para poder acometer la tarea, el asunto es que tanto las cabras que aun quedan en las cumbres como los arruis devastaron al retamón y a otras especies autóctonas que tras millones de años de evolución no conocieron grandes herbívoros hasta la llegada del hombre que subió a las cumbres con su ganado encontrándose plantas que no poseían ni espinas ni compuestos astringentes que controlaran la alimentación de los bichos. Tras recuperar el retamón a partir de unos pocos ejemplares el siguiente paso no era ya seguir mantenienado las poblaciones a golpe de plantones de vivero sino de autoregeneración, pero esas nuevas plantas como la que vemos en la imagen si no se protegen son devoradas completamente por que deben vallarse mientras haya cabaras en el monte, cosa contra la que se está luchando desde el parque y que se acabará consiguiendo (¿no se extinguió el bucardo? es evidente que acabar con cabras y arruis no es una utopía), más complicado es acabar con los conejos que habitan en la cumbre y que también son introducidos, de todas maneras por mucho daño que puedan hacer nunca será comparable al de los grandes herbívoros. Los ejemplares grandes como este no es necesario protegerlos ya que dificilmente acaben con él complemente los herbívoros, cosa que debió ocurrir frecuentemente en el pasado, pero a vista de que ya no suben las pastores con su ganado a las cumbres no es esto lo que debe preocuparnos) El método de trabajo para la protección de los retamones es el siguiente; primero se localiza un ejemplar pequeño procedente de las semillas que sueltan los retamones grandes, unca vez localizado uno se sigue mirando hasta ver cuantos puede haber en una pequeña área, cuando se decide cuanta área se va a vallar se hace un surco en el perímetro con una guataca (similar a una azoleta). En cada esquina del surco se clava una barra metálica a la que se le pone en la parte superior un alambre en todo el perímetro sobre el que se va cosiendo la malla metálica, igualmente los trozos de malla se cosen con alambres hasta que queden bien agarrados, hecho esto se echa tierra para tapar el surco enterrando parte de la malla que previamente se ha sujetado con piedras pesadas, así evitamos que entren los conejos y con el alto de la valla que entren las cabras. Estas vallas se retirarán cuando el retamón presente un tamaño que no haga temer por su futuro. El trabajo se realizó a jornada completa a más de 2000 msnm, prácticamente todos los días con un sol abrasador ya que las nubes quedan por debajo de nosotros, un trabajo durísimo para que luego digan los campos de voluntariado son gente de vacaciones...
Durante dos días estuvimos en los viveros del cabildo, ahí realizamos tareas muy diversas, desde la preparación del sustrato para plantar, relleno de bolsitas de tierra, plantación de semillas, transplante de bandejas a bolsitas negras y limpieza de las malas hierbas del vivero. Los del vivero nos comentaron que con nuestra llegada se hizo en dos días el trabajo de varios meses. La especie de interés fue el Tagasate, una planta forrajera de canarias ampliamente utilizada por todo el mundo para la alimentación del ganado, el interés de cultivarla a lo bestia en ese momento respondía a la necesidad de tener plantas en breve para reforestar toda la zona que días antes del comienzo del campo había ardido y que urgía reforestar cuanto antes.
Nos fuimos con una sensación de haber trabajado enorme, aunque también es verdad que hubo muchos días de ocio, pero fueron más los de trabajo, trabajo útil siempre en favor de la conservación del medio ambiente.

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